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14 junio 2010

Inspiración

Mis heridas sangran ideas.

Gracias.

Sujobjeto.

Eras la excepción más hermosa hasta que prostituiste tu esencia.
Miles de veces deseé un cambio en vos, y ahora lo lamento tanto.
El velo que cubría tu ser, ese aura misteriosa, fue erosionada por lo banal, artificial y superfluo.
Vergonzoso de tu cuerpo desnudo, ahora parece que eso nunca hubiese pasado. Te exhibís, ostentas y sobrecargás lo visible.
Dejame decirte, mi querido, que entre lo visible y lo perceptible hay una grieta infinita.
Mi corazón se estremece con tan sólo pensar que lo oculto ya no está, que sos uno más.
¿Y acaso es esto tu maduración? Te podé y esperé los brotes. Al cabo de un año me encontré con una planta artificial. ¿O habré sido yo la responsable de tu objetivación?
Ahora vos creés que es el objeto, lo que todos buscan hoy en día. Pero yo siempre esperé al sujeto, quien llenaba de fantasías mi vida.
No voy a amar la cosa. A mi me gusta pensar.